ACSI CONO SUR

¿En qué creemos?

  • En la Biblia como la inspirada infalible, autorizada e inerrante palabra de Dios (2 Ti. 3:15, 2 P. 1:21).
  • En un solo Dios, eternamente existente en tres Personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo (Gn. 1:1, Mt. 28:19, Jn. 10:30).
  • En la deidad de Cristo (Jn. 10:33); Su nacimiento virginal (Is. 7:14, Mt. 1:23, Lc. 1:35); Su vida sin pecado (He. 4:15, 7:26); Sus milagros (Jn. 2:11); Su muerte vicaria y expiatoria (2 Co. 15:3, Ef. 1:7, He. 2:9); Su ascensión a la diestra del Padre (Mr. 16:19); regreso personal en poder y gloria (Hch. 1:11, Ap. 19:11).
  • En la absoluta necesidad de regeneración por el Espíritu Santo para salvación por causa de la extrema pecaminosidad de la naturaleza humana, y que los hombres son justificados por la fe en la sangre derramada de Cristo y que solo por la gracia de Dios y por medio de la fe sola somos salvos (Jn. 3:16-19; 5:24, Ro. 3:23, 5:8-9, Ef. 2:8-10, Tit. 3:5
  • En la resurrección de tanto salvos como perdidos; de los salvos para resurrección de vida y los perdidos para resurrección de condenación (Jn. 5:28-29).
  • En la unidad espiritual de los creyentes en el Señor Jesucristo (Ro. 8:9, 1 Co. 12:12-13, Gá. 3:26-28).
  • En el ministerio presente del Espíritu Santo en virtud de cuya morada el cristiano es capacitado para vivir una vida piadosa (Ro. 8:13-14, 1 Co. 3:16, 6:19-20, Ef. 4:30, 5:18)
  • Que el término matrimonio tiene un sólo significado: el acto por el cual un hombre y una mujer se unen en una relación única y exclusiva, tal como lo establecen las Sagradas Escrituras (Gen. 2:18-25).  Creemos que la intención de Dios al diseñar la intimidad sexual es que suceda únicamente entre un hombre y una mujer unidos en matrimonio (1 Cor. 6:18; 7:2-5; Heb. 13:4).  Creemos que el mandato de Dios es que no exista intimidad sexual fuera o aparte del matrimonio entre un hombre y una mujer.
  • Que Dios maravillosamente preordinó y de forma inmutable creó a cada ser humano como varón o hembra, de conformidad con su sexualidad biológica.  Estos dos géneros—distintivos pero complementarios—reflejan conjuntamente la imagen y naturaleza de Dios (Gen. 1:26-27).